lunes, 3 de agosto de 2009

La Muerte Del Diablo Antonio Nicolas Briceño.


Fotografia publicada en las Memorias del Ministerio de Obras Públicas. Año 1917. Tomo I. Pagina 12. Academia Nacional de la Historia.



El Dr. y Coronel Antonio Nicolás Briceño (“El Diablo”), era hijo del Dr. Antonio Nicolás Briceño Quintero y de Francisca Briceño Pacheco. Sus hermanos eran: Maria Ignacia, Encarnación, Francisco Javier, Indalecio, José Ignacio, Domingo y Pedro Fermín.


Había nacido en Mendoza, Estado Trujillo, el 29 de abril de 1782.Su padre, el Dr. Briceño Quintero, enviudó y casó con Margarita de la Torre, con quien tuvo otros cuatro hijos: Narcisana, Gabriel, María de la Concepción y Margarita Ana.


El Diablo Briceño, contrajo matrimonio en Caracas, el 10 de enero de 1807, con la mantuana Maria de los Dolores Jerez de Aristigueta y Aguado, parienta de Bolívar. La joven pareja Briceño- Jerez, fue a pasar luna de miel por Cuba, Méjico, España, Italia y Francia.


De la unión matrimonial, nacieron dos hijas Maria Ignacia e Isabel, que murieron célibes [sin contraer matrimonio]; por lo tanto no hay descendencia directa de Briceño; pero si abundantes colaterales.


El Diablo, fue secretario del Congreso de 1811, y firmante del acta del 5 de julio de ese mismo año.


Cuando Francisco de Miranda, asume en 1812 el mando como Generalísimo, Briceño se desempeña como Fiscal Militar y realiza su primera campaña al perseguir al realista Eusebio Antoñanzas y luchar contra éste en Camatagua.


Después de la Capitulación de Miranda y pérdida de la Primera Republica, Briceño, emigra a Curazao, se embarca en la Goleta “Matilde” con su esposa y los patricios Francisco Javier Yánez, Juan Nepomuceno Ribas, Pedro Labatut, Vicente Tejera, Francisco José Ribas, Juan Silvestre Chaquea y Francisco de Paula Navas, [estos dos últimos, mas tarde, lo acompañaron desde Cartagena de Indias en su expedición a Venezuela]. El capitán de la nave era Alejandro Chataing.


De las Antillas pasa a Cartagena. En Chinácota y otros pueblos forma un contingente de 200 hombres, con armas compradas de su propio peculio, para invadir a Venezuela.


El día 16 de enero de 1813, firma en Cartagena de Indias un documento, tipo plan o convenio, donde se establecen grados, empleos y premios para los miembros de la expedición por tierra, cuyo fin principal era “exterminar en Venezuela la raza maldita de los Españoles de Europa”.


En su capitulo NOVENO, establecía: “Para tener derecho a una recompensa, o a un grado, bastará presentar cierto número de cabezas de españoles, o de isleños canarios. El soldado que presente veinte, será hecho abanderado en actividad; treinta, valdrán el grado de Teniente y cincuenta el de Capitán”.


El 20 de marzo, Briceño, se puso a disposición de Bolívar, quien le manifestó no estar de acuerdo con dos de sus disposiciones.


Briceño, tuvo conocimiento que el canario: José Yánez, obraba sobre Guasdualito y salió a combatirlo, llegó a la villa de San Cristóbal el 7 de abril, allí publicó un mandato, donde anunciaba que el español o canario que no se mostrase activamente decidido por la independencia y libertad de Venezuela, sería considerado como enemigo declarado y proscrito, y, por consiguiente pasado por las armas; al mismo tiempo que ofrecía la libertad a los esclavos que tomasen servicio, satisfaciéndose a sus dueños, su justo valor.


Ocurrió que en la villa de San Cristóbal, había dos europeos españoles, de edad avanzada, que lejos de intimidarse por el mandato, se burlaron del mismo, pidiendo a Yánez, que viniera a defenderlos.


Briceño, al descubrir a estos señores, ordenó pasarlos por las armas el día 9 de abril, y remitió sus cabezas a Cúcuta; una al Coronel neogranadino Manuel del Castillo y Rada [aliado inicial de Bolívar en los comienzos de la campaña admirable, y por desavenencias con él, regresó a Nueva Granada] y la otra a Simón Bolívar: En ambos envíos, iba una carta cuya primera línea, estaba escrita con la sangre de cada una de las victimas; por lo cual Bolívar, lo mandó a juzgar en Consejo de Guerra [según el patriota Francisco Javier Yánez].


Luego de estas circunstancias, Briceño, para calmar las pasiones, consideró conveniente seguir su marcha a Guasdualito, para enfrentar al canario José Yánez, sigue el camino a través de la montaña de San Camilo, y habiendo hecho alto en el hato de un tal Don Francisco Antonio Fortoul, furioso realista por aspiraciones y goce a nobleza y distinciones locales, éste dio parte al realista Yánez, de modo que cuando Antonio Nicolás Briceño, sale de la montaña, hacia la llanura, fue sorprendido, atacado y completamente derrotado el 15 de mayo, quedando prisionero con otros oficiales, algunos muertos y otros que llevaron a Cúcuta la noticia de éste infeliz acontecimiento.


El escritor: Juan Vicente González (1808-1866), en su obra: Biografía de José Félix Ribas, afirma que la esposa de Briceño: doña Dolores Jerez, se había detenido en San Antonio de Cúcuta y desde allí había dirigido una carta a su esposo, que fue recibida por él en las montañas de San Camilo, el 14 de mayo [un día antes de caer preso] .


El texto de la carta es el siguiente:


“ MI AMADO NICOLÁS:Con sumo gusto he recibido la tuya. ¿Quién fuera tan dichosa que respirara el aire libre de Venezuela? . Sobre lo que me dices de los desgraciados españoles, quiero que Dios ponga tiento en tus justicias y que sin faltar á la razón, cumplas con la caridad que es lo primero. Me dices que lo participe a los padres de Pedro, y me parece mejor reservárselos, porque no son aquí muy adictos al sistema que observas. Aquí se ha dicho que venía Porras, el Gobernador de Maracaibo, con 100 hombres por el camino de Limoncito con el ánimo de cortarles la retirada. Como estamos todavía en este mar inmenso y no sabemos por quien se decide la suerte, será mejor no cantar victoria hasta el fin: el silencio es muy bueno en todos casos, obrando al mismo tiempo, según lo dice la prudencia, máxime los que tienen familia regada, como estamos nosotros. Algunas letras van borradas, porque hoy estoy triste y te escribo llorando. Ignacita te manda tantas cosas que no caben en la pluma. Tú manda á tu invariable y muy constante DOLORES JEREZ” .

..............................................................

Los prisioneros fueron conducidos a Barinas y mediante la formación de un breve sumario, por ordenes de Tizcar, fueron juzgados el 12 de junio por un Consejo de Guerra compuesto por: Mayor General Rafael de la Iglesia, José Joaquín Nieto, José Jiménez, Julián Ontalva, Manuel Ruiz, Luis Dato y Antonio Ruiz, actuando como Fiscal José Martí y como secretario Carlos Ortega.


Refiere el escritor Juan Vicente González, en la obra citada como fuente, lo siguiente:


“El fiscal de la causa: don José Martí, se trasladó á la cárcel, y llamado á responder, Briceño apareció con un par de grillos y esposas en las manos, tan tranquilo y sereno que llenó de admiración. Preguntandole por su edad, ocupación y por el lugar de su nacimiento; Briceño respondió: “tengo 31 años, dijo; (N el mezzo del cammin di nostra vita) soy abogado, pero en el día soy coronel por el Gobierno subvertido de Cartagena; nací en el pueblo de Mendoza, jurisdicción de Trujillo, Venezuela.”


“Sin sutiles rodeos, él confesó francamente su pacto de Cartagena; la muerte de los españoles de San Cristóbal, su resolución de exterminarlos en Venezuela”.

.................................................

[En aquella época, Venezuela estaba bajo el mando militar de Fernando Miyares ( Coro, Maracaibo y Guayana) y de Domingo de Monteverde (el resto de la extinguida confederación). Para Barinas, fue destacado el oficial de la marina española Antonio Tizcar, con la finalidad de organizar una columna de hasta 2000 hombres, la cual Monteverde, se proponía dirigir contra Nueva Granada].


El Tribunal, dictó sentencia el 11 de junio de 1813, condenando a Briceño a sufrir la pena capital, y al fraccionamiento de su cabeza y de su mano derecha, que deberían ser exhibidas en sitios públicos (la cabeza fue colocada en el camino hacia San Cristóbal, sitio de donde había venido Briceño, y la mano derecha se reservó para ser exhibida en la Victoria, en el mismo sitio donde fueron ejecutados los Pbrs. González y López).


Los otros prisioneros, de varias nacionalidades y edades, fueron condenados así: A LA PENA CAPITAL: Pedro Baconet (natural de Valaus en los cantones suizos, fronteras de Francia), Nicolas Leroux (de Nueva Orleáns, América del Norte), Antonio Rodrigo (Antonio Pareto, Vizconde de Rodrigo, genovés), Marcelo Solage (Médico de Perpiñan en el Rosellón de Francia), Ramón MENA, Toribio Rodríguez y José Antonio Montes de Oca. A DIEZ AÑOS DE PRESIDIO, fueron condenados: Bernardo Paner y Buenaventura Izarra. A SERVIR COMO SOLDADOS: Gregorio Herrera y Pedro Briceño. SE ORDENÓ LA LIBERTAD, de Eugenio Ruiz.


El día 12 de junio, aprobó Tizcar la decisión, y su ejecución comenzó el mismo día, dejando el fusilamiento de Briceño, para ultimo lugar, con la finalidad de martirizarlo y obligarlo a pedir perdón, pero Briceño gritaba: “FUSILENME PRONTO PARA NO SUFRIR POR MAS TIEMPO A LOS TIRANOS DE MI PATRIA”.


En la madrugada del 15 de junio, Briceño fue llevado a la Capilla, se negó a confesarse con un capuchino español, pero accedió a hacerlo con el levita trujillano Pbro. José Tadeo Montilla., capellán de Tizcar.
A las dos de la mañana, después de haber recibido el viático el coronel Briceño, suplicó al comandante de la real cárcel le llamase á Buenaventura Izarra; y conducido éste á su presencia, le pidió perdón de rodillas, diciendo en alta voz á los oficiales presentes:

“Señores, Izarra está inocente, soy la causa de que padezca, pues desde San Cristóbal á San Pedro se desertó tres veces, y otras tantas fue preso por mi orden, intimándole lo pasaría por las armas como volviese á reincidir: lo declaro por el terrible momento en que me hallo y para descargo de mi conciencia”.


Desde la capilla Briceño salvó del presidio al desgraciado Izarra.


Briceño, le rogó al padre Montilla, que le suministrase papel y tinta, para escribirle a su esposa Dolores [quien a la fecha se encontraba en estado de su hija Isabel, quien posteriormente nació en Nueva Granada].


Fue complacido y le escribió la siguiente carta:


“ MI IDOLATRADA LOLA: Casi al borde de la tumba, te escribo estas líneas. Victima de accidentes inesperados, fui hecho prisionero y me encuentro en capilla para morir . ¿debí estar siempre a tu lado, gozando de las caricias de una vida apacible y reposada?. Tu eres asaz inteligente para no creerlo así. La Patria era esclava y en la noche de esclavitud no hay paz, no hay honra, no hay amor, no hay vida. Perdóname si te he hecho infeliz. Moriré orgulloso de mi conducta, sereno y altivo, anonadando a mis verdugos con el más insultante menosprecio.En cuanto a ti, perdóname. Quedas pobre y en tierra extraña, pero nada puedo hacer en tu favor. Consuélate en tan grande infortunio. Educa a nuestra adorable Ignacita, dile que fui digno y que morí por la patria.Adios! Mis últimos instantes son íntegros para ti. Muero pronunciando tu nombre.¡ Adios !” .


A las 8 de la mañana del 15 de junio de 1813, el mismo día en que Bolívar firmó el Decreto de Guerra a Muerte en Trujillo, fue fusilado en Barinas el ilustre trujillano Antonio Nicolás Briceño.


Briceño, iba delante, al son de un tambor, acompañado de un sacerdote, y así atravesó el camino que conducía de la prisión al lugar del suplicio.


Marchaba con paso firme, como si no lo esperase la muerte.


Cayó a la primera descarga.


¡Que en paz descanse!



.............................................................


Fuentes:


FRANCISCO JAVIER YANEZ. Relación Documentada de los Principales Sucesos Ocurridos en Venezuela desde que se Declaró Estado Independiente hasta el año de 1821. Tomo Primero y Tomo Segundo. Editorial Elite. Caracas. 1943.


MARIO BRICEÑO PEROZO. El Diablo Briceño. 2da Edición. Graficas Armitano. Caracas. 1982.


MARIO BRICEÑO PEROZO. Historia Bolivariana. Caracas. 1970.


CARRACCIOLO PARRA-PEREZ. Historia de la Primera Republica de Venezuela. Biblioteca Ayacucho. Caracas. 1992.


JUAN VICENTE GONZALEZ. Biografía de José Félix Ribas. Paris Casa Editorial Garnier Hermanos. 1913.


....................................


Cordialmente, Rafael Angel Terán Barroeta.