viernes, 12 de noviembre de 2010

LA FE. EL MAYOR MILAGRO DE JOSE GREGORIO HERNANDEZ

Dr. José Gregorio Hernandez (1864-1919). Fotografía tomada por RATB de la original que se exhibe en la Academia Nacional de Medicina, donde el Dr. Hernandez ocupó el Sillon Nº XXVIII. Palacio de las Academias. Caracas. Venezuela.

El 1º de noviembre de 2010, día de todos los Santos, se llevó a cabo en Tucutucu, una reunión de carácter místico. Al amanecer, el Consejo de Ancianos, bajo la dirección de Jonás, comenzó a congregarse al pie de un frondoso árbol. El enano mensajero, tocó el caracol gigante… todos guardaron silencio. El anciano de la barba más larga, anunció el motivo de la convocatoria: JOSE GREGORIO HERNANDEZ, aun no ha sido declarado SANTO, por el sucesor de San Pedro en Roma.

Cada anciano, iba exponiendo sus apreciaciones. Todos coincidieron, en que se trataba, de una causa atribuida a los linderos entre la Religión y la Ciencia, entre la espiritualidad y el rigor del conocimiento científico. En este caso en particular, los creadores y administradores de las normas religiosas, actuando al margen del “Dogma de la Fe”, están tratando de confirmar una revelación divina, con el auxilio de los conocimientos científicos.

El anciano Rafael, explicó que para ser SANTO, se exige el cumplimiento de las normas canónicas. Los milagros deben ser comprobables científicamente. Esto es, la persona beneficiada por un milagro, debe presentar todos los exámenes médicos, para demostrar que se trataba de una enfermedad incurable, y afirmar que mediante la intervención espiritual de un ser humano ya fallecido, esa persona obtuvo la sanación. Para la verificación del milagro, se constituye una especie de Junta Médica, que se integra terrenalmente con la inclusión de un personaje denominado “El Abogado del Diablo”, que es el encargado de atacar la pretensión de Santidad. En esas circunstancias, se juzga sobre los meritos del espíritu propuesto, como candidato a Santo. El anciano expositor, visiblemente contrariado, no logró convencerse de la utilización de la palabra “diablo”, para identificar a uno de los miembros, en un proceso de Santidad.

Jonás, intervino para decir: “ese procedimiento debe ser revisado. Yo personalmente, fui tragado por una ballena, estuve tres días y tres noches en su vientre; y desde el fondo del mar, pedí a Dios con mucha Fe por la vida, mi súplica fue escuchada” (Jonás 2: 1 al 3). Afirmó que recientemente, sucedió algo parecido a treinta y tres mineros chilenos, enterrados vivos en la profundidad de una montaña; ellos elevaron sus oraciones al señor, Dios también los escuchó.

Los milagros son eventos extraordinarios, maravillosos, realizados por Dios, con la mediación de seres angelicales, de espíritus iluminados, que estando encarnados, mantienen una conducta de santidad, en su vida espiritual, profesional, comunitaria o familiar; y estando desencarnados, son los mediadores espirituales ante nuestro Señor Jesucristo, para obtener las sanaciones y mantener los dogmas de Fe, de nuestra Santa Madre Iglesia. La Fe, es el ingrediente principal de la Santidad.

En el grupo de ancianos, se encontraba un monseñor jubilado, de nombre Estanislao, quien afirmó: “En nuestra religión Católica, Apostólica y Romana, podemos definir como “Dogma de Fe”, a una proposición, una doctrina, un fundamento, una creencia, sobre cuya verdad, no se admiten dudas”.

La Fe, es el pilar fundamental de todas las religiones, especialmente de nuestra religión. Las características de un acto de Fe, son: 1.-La Sobrenaturalidad, una luz interna, que por gracia sobrenatural o divina nos conecta conscientemente con Dios; una revelación divina; 2.- La Racionalidad, el hombre compromete racionalmente su espíritu en alcanzar una satisfacción mística; 3.- La Libertad, que siente el hombre para realizar ese acto de Fe”.

La Fe, La Esperanza y la Caridad, las tres virtudes teologales, reconocidas por nuestra Iglesia, son los hábitos y disposición del alma, para realizar las acciones conforme a la ley moral y espiritual”.

Agregó monseñor Estanislao: “Mi paisano José Gregorio Hernández, se distinguió terrenalmente por sus virtudes cristianas, por el amor a sus semejantes, por su solidaridad humana, por el generoso y piadoso ejercicio de su profesión de médico, con atención preferencial a los mas humildes. Cumplió con las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad y con las virtudes morales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Puso a Dios en su vida. Demostró ante sus semejantes, que su espíritu se encontraba en estado de Santidad”. “Con esa conducta santa, mantuvo y mantiene la Fe y la Esperanza, en los corazones de los afligidos” “Dios alimenta la Fe de su rebaño”

Mi Colega Karol Wojtyla, quien ejerció el Papado Romano, como Juan Pablo II, desde 1978 hasta 2005, en periodo de mucha celeridad en la beatificación y santificación, elevó a los altares a 1.338 Beatos y a 482 Santos, incluyendo varios niños”.

“Constantemente mi colega Juan Pablo II, en su labor evangelizadora, afirmaba: “Jesús quiere despertar en los hombres la Fe, desea que respondan a la palabra del Padre”; “Cristo, ciertamente desea la Fe. La desea del hombre y la desea para el hombre. A las personas que le pedían un milagro solía responderles: ¡tu fe te ha salvado! (Marcos 10-52), ¡Grande es tu fe, hágase como deseas! (Mateo 15-28).

Juan Pablo II, el 15-10-1998, mediante su decimotercera encíclica, expresó:

“La Fe y la Razón (Fides et Ratio), son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a ÉL para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre si mismo”.

Finalmente, el Consejo de Ancianos, aprobó dirigir por conducto del Nuncio Apostólico en Venezuela, una breve carta al Papa Benedicto XVI:

"Excelentísimo Padre, desde el Estado Trujillo, tierra de María Santísima, le pedimos que nuestro venerable paisano José Gregorio Hernández, sea oficialmente declarado SANTO, por sus virtudes cristianas, por los innumerables milagros que Dios, nuestro Señor Jesucristo, ha realizado a sus fieles, utilizando su mediación.

Dios todopoderoso, sembró para siempre la Fe, en los corazones de sus creyentes. Hoy en día, millones de personas en Venezuela y otros países de Latinoamérica, invocan libremente el nombre de JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ, para comunicarse a través de su Alma Santa, con Nuestro Señor. Su Milagro más importante, su mayor milagro, es haber sido elegido por Dios, para cultivar la Fe y mantener vivo el amor eterno, hacia el creador del Universo”.


Tucutucu, 1º de noviembre de 2010.


Cordialmente, Cronista de Tucutucu
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