miércoles, 17 de noviembre de 2010

LOS VIEJITOS DE TUCUTUCU.

Correo para Tucutucu.

A Tucutucu, aun no ha llegado la moderna tecnología comunicacional, continuamos utilizando los medios antiguos.

Los cachos, el tambor, la telepatía y las palomas mensajeras; cuando deseamos comunicarnos con los vivos.

La oración, la contemplación, la meditación, la fe; cuando deseamos comunicarnos con Dios, con los Santos, con los espíritus iluminados, con los familiares y amigos que han desencarnado.

Estos medios tienen muchas ventajas, algunos de costo insignificante, otros gratuitos, no requieren pagos de mensualidades. Si falla la energía eléctrica, todos continúan funcionando, como funciona nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestros pulmones, nuestro hígado, nuestros riñones.

Pues hace un ratico, tocaron la puerta de Tucutucu. El momoy portero, abrió el postigo. Traigo un correo electrónico, dijo el mensajero. Siempre que no me de un corrientazo, se lo recibo, respondió el momoy. Era un papelito muy bonito; fue inmediatamente recibido y amarrado a la patica izquierda de una paloma blanca, que lo llevó hasta el Consejo de Ancianos.

El papelito tenía grabadas dos florecitas y un corazón. También tenía un texto muy corto: “¡creo que la angustia con la que amanezco cada día es mi falta de fe!, me cuesta mucho sentir la paz y la libertad que da la verdadera fe”. El ancianito que lo recibió en sus manos, no tuvo valor para leerlo en voz alta, dos lágrimas largas y cristalinas corrieron por su rostro. Se fueron pasando el papelito de mano en mano.

El anciano interprete de los textos sagrados, expresó: “hay un ente sin armonía, que produce angustia, debilita la fe, acorrala la paz, consume energía, produce desgaste”. El interpretador de símbolos, agregó: “ese corazón y esas dos flores, tienen un significado muy especial. Las flores, son dos hijos, que Dios ha colocado en el camino de su vida; son dos ángeles, que alegran su corazón amoroso, noble y generoso”.

Los ancianos, decidieron partir el papelito en dos pedacitos, en uno, quedó el texto y en el otro, el corazón con las dos flores. El pedacito del texto, fue envuelto minuciosamente en una hoja de onoto, lo metieron en el capullito de un gusano de seda, se lo colocaron en la patica derecha a la misma paloma blanca, que lo había traído y le ordenaron: “lleva este mensaje a Dios; él se encargará de proporcionar la armonía, de traer la tranquilidad al espíritu y la sanación al alma”. El pedacito del corazón con las dos flores, lo mandaron a grabar en una piedra muy grande, y lo metieron en uno de sus agujeritos. Rezaron, cantaron y brindaron con el agua de la lluvia.

Desde ese día, las hadas y duendes de Tucutucu, se acercan siempre a la piedra, para sentir la música del corazón y la fragancia de las flores.

Tucutucu, 8 de noviembre de 2010.

RATB. Cronista de Tucutucu.